una realidad caminaba por la senda tranquila del bosque que la rodeaba. y quiso entrar a un lugar pequeño desde donde se impulsaba el agua del río a todas las partes de aquel mundo. era este sitio el manantial que alimentaba cada parte de ese bosque en el que esporádicamente vivían pequeñas ilusiones. este punto estaba prohibido para ella, nadie quería que entrara, porque las realidades eran seres demasiado grandes y con cada paso que daban destruían las pequeñas chozas que las ilusiones levantaban cuando arribaban a este sector del gran bosque. este punto era un lugar mítico, ninguna realidad lo conocía, todas había escuchado hablar de él pero nadie sabía dónde estaba. muchas realidades gastaron su vida buscándolo y solo encontraban el lugar donde se generaban los recuerdos y pensamientos del bosque; llegaban a donde el bosque se alimentaba de sentimientos; llegaban a sectores donde los árboles eran gigantes y casi ni las ilusiones, seres tan diminutos, podían caminar entre ellos.
esta realidad quería llegar al lugar mágico donde se decía todo era perfecto y las ilusiones vivían felices, quería conocer a las ilusiones, verlas de cerca. un día en su camino se percató de que junto a su rodilla había una especie de puerta muy pequeña que daba paso a una esfera de mediana proporción, donde la realidad habría podido entrar con mucha dificultad. trató de abrir la puerta y se dio cuenta de que adentro estaban los manantiales de los que salía el agua que recorría todo le bosque. al otro lado, junto a una de las cuatro vertientes vio una diminuta casita que empezaba a construirse trató de entrar y vio que muchos seres diminutos, a quienes podía cargar en sus manos, corrían de un lado para otro, asustados y tristes. la realidad se molestó mucho porque las ilusiones le tenían miedo y empezó a suspirar de tristeza y respiró cada vez más fuerte y se dio cuenta que con cada bocanada de aire todo revoloteaba y las pequeñas casas volaban por los aires y las ilusiones caían y morían sin dar batalla.
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