las razones son seres extremadamente ordenados, y casi nunca dejan nada suelto por ahí sin su respectiva justificación o sustentación. han rodeado el gran lago con un sinfín de pequeñas mesitas en donde se instalan a conversar:
-no entiendo por qué no podemos dejar de vivir en este lugar-
-pero para que quieres salir de aquí, si aquí tenemos todo lo que necesitamos-
-es que… ¿has pensado en el amor?-
-no, no me hace falta pensar en eso, solo pienso en lo que tengo junto a mí-
-yo estoy junto a ti-
-si pero eso no implica que piense en el amor-
-y… ¿has llorado alguna vez?-
-no, no entiendo para que llorar-
-tienes razón, el llorar no tiene una finalidad, ni un sentido-
la razón cayó al piso… al otro lado del ser nació una ilusión… y el piso se empapó de lágrimas.
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